Menuda se ha liado. Russian Red (en realidad la muchacha se llama Lourdes), una cantautora madrileña cuyo estilo musical no comparto del todo (muy suave para mi gusto, aunque ojo, no está mal), ha declarado en una entrevista, al ser interpelada por el entrevistador, que es de derechas. Pues muy bien, mejor para ella, como si me dice que es del Atleti o seguidora de Falcon Crest.
El problema es que en el país de soplapollas en el que tenemos la desgracia de habitar cualquier manifestación en principio legítima y coherente (cada uno es muy libre de tener su ideología, mientras respeta las de los demás) no tarda en ser aprovechada por gilipollas varios y artistas de medio pelo para hacerse notar. Nacho Vegas, artista del que no he oído una canción en mi vida (le conozco por una colaboración con Bunbury, si no recuerdo mal, o sea, un artista de medio pelo) sale a la palestra para definir automáticamente a todo el que sea de derechas como (literalmente) "un cretino o un cabrón", dando una pista de su altura ideológica, intelectual y de paso de la poca educación que debieron darle en casa, sus supuestos padres progres, igual estaban muy ocupados de manifestación o acampada.
No contento con eso, se ve, un concejal de PSOE de Aranjuez, un tal Óscar Blanco, que debe ser otra eminencia, cuelga en Twitter que "Russian Red es una fascista". Con dos cojones. Resulta que en este país de progres trasnochados, socialistas de mierda (sí, he dicho "socialistas de mierda", pues no admiten otro calificativo los que se hinchan la boca y luego recortan ayudas sociales) y de boquilla e indignados con una tienda de campaña y mucha mugre por todo argumento, ahora todo el que no sea comunista, socialista o gilipollas es un fascista.
Me viene a la mente el estupendo artículo de mi admirado Pérez-Reverte "Sobre violaciones y fascistas", al hilo del uso de esta palabra por quien no entiende siquiera su significado. Les recomiendo fervientemente buscar el artículo y leerlo con avidez. En él venía a decir que en este país de soplapollas, ahora todo el que fume, se peine con raya, le guste ir a los toros o pegue a una mujer es automáticamente un facha y/o un fascista, como si no hubiera fumadores, maltratadores o gente bien vestida o peinada de izquierdas, desvirtuando totalmente el significado de la palabra y haciéndola inútil a base de utilizarla sin ton ni son y sin saber ni cómo ni cuando.
Me parece inconcebible que se insulte a nadie por el tremendo pecado de decir en público que ideología política tiene sus simpatías, con la excepción claro está de extremismos, radicalismos e ideologías inmorales, ilegales o simplemente obra de un demente. Me parece que el señor Vegas y el impresentable del concejal solo buscan llamar la atención, dar la nota y que se hable de ellos, y me parece que caminamos hacia un país de tarados, soplapollas y mentecatos de una forma inexorable. Eso sí, de todos los colores.
Y por cierto, me merece el mismo respeto un señor o señora de derecha o de izquierdas. Los que no me merecen respeto alguno son los gilipollas de ambos bandos.
Y ahora, que me llamen fascista.